Difíciles son los días que nos han tocado vivir. Recuerdo hace cuestión de un año cuando únicamente sobrevivía, trabajando poco y malviviendo mucho. Siendo entonces un caso poco usual y siendo lo general ahora. Hoy aquellas noticias que antes quedaban cerca las tenemos en casa. Quién no conoce esa oficina de la Rochapea o casos de actos tan inhumanos como la privación involuntaria del hogar a vecinos.
Compartiré mi caso en concreto. El cual por razones que se
considerarán obvias a lo largo de este artículo, no fue público. Hablo de esa
palabra que tristemente ha sido desvirtuada con los años, o indiscriminadamente
atribuida a grupos que acostumbramos a excluir socialmente. Pero en mi caso
solo era un joven del barrio que trabajaba poco, sobrevivía felizmente y
sonreía con la orgullosa idea de vivir en una casa ocupada.