En
esta ocasión, jovenes del barrio que ocuparon una vivienda vacía
propiedad de una entidad bancaria, de la que una familia ya había sido
desahuciada, han sido demandados. Es más, en esta ocasión la entidad
bancaria ni siquiera ha esperado a la resolución estimatoria del
desahucio precario y ha cambiado la cerradura sin respetar los derechos
de las personas que vivían en la misma.
Parece
ser que al sistema económico represivo no le es suficiente con limitar y
entorpecer el desarrollo de la dignidad humana de todo ciudadano, y se
faculta el poder de los jueces. Si, no tienen suficiente con echar a la
gente de sus casas y dejarlas vacias, necesitan más poder, y cuando unos
jóvenes reivindican derechos y con sus acciones denuncian y contruyen
alternativas, no solo entorpecen las mismas, sino que se saltan las
pequeñas garantías que ofrece el sistema judicial y se atribuye dicho
poder arbitrariamente.
Decir alto y claro que no nos conseguirán paralizar y que frente a cualquier acción represiva habrá una respuesta.
Oficina de Emancipación de la Txantrea
